ENFRENTANDO LA MENTIRA
Evadiéndolo e ignorándolo, no se elimina el mal ni se gana la batalla, sino enfrentándolo; aunque no con odio, críticas o condenaciones, sino con amor e inteligencia, pero afrontándolo.
Al mal hay que tenerlo vigilado, saber sus pasos, estrategias, manipulaciones; nunca hay que darle la espalda, porque entonces da una puñalada trapera, y se cae en sus redes fácilmente. El mal es más hábil que el bien, porque maneja la maldad y la mentira, mientras que el bien es inocente, porque maneja la bondad. Así que hay que tener la astucia del maligno, pero usarla para el bien.
El que miente y calumnia está dejando asentado en el etérico afirmaciones que, si se quedan allí, se convertirán en monstruos; estos son llamados "egrégores", que en un principio parecen inofensivos, pero que, a la larga, crecen y se transforman en monstruos de dimensiones inimaginables; por esta razón hay que disolverlos cuando están pequeños. Bien se dice: "No hay que subestimar al enemigo" y, también, "no hay enemigo pequeño".
La mentira se combate con la verdad, diciéndola, escribiéndola, proclamándola; si no lo hacemos, nos volvemos cómplices de la mentira.
Fragmentos extraídos del libro "Tercera Iniciación" de Rubén Cedeño publicado por Editorial Metafísica (Señora Porteña).
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