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FE, CONFIANZA Y SERVICIO A DIOS Y A LA HUMANIDAD

Por el Maestro Hilarión

 

La fe y la confianza son temas particularmente interesantes para mí. Como todos saben, parte de Mi Servicio a la Vida es ayudar a los escépticos y agnósticos que erróneamente depositaron su fe y confianza en alguna actividad en la que sufrieron una gran decepción y desilusión. Esto ha dejado cicatrices de duda, sospecha e incredulidad en sus cuerpos etéricos, y esa gente no puede ser fácilmente persuadida de usar otra vez las hermosas virtudes de la Fe y la Confianza en Dios y en sus mensajeros santos. Se requiere de paciencia y perseverancia infinitas de ambas partes para disolver las “corazas” de desconfianza autocreadas que les permita a estos seres disponerse al menos a escuchar la Doctrina de la Verdad sensata y equilibrada, y darse cuenta de que aquellas experiencias amargas fueron ocasionadas por su propia fe y confianza equivocadas, y no por un factor externo.

 

Sin embargo, hasta que esas personas no estén convencidas de eso, Nosotros no podemos comenzar a presentarles la Verdad de que DIOS ES AMOR. Luego, gradualmente, y de acuerdo a su capacidad de aceptar esta Verdad Eterna, estarán otra vez deseosas de usar su Fe y Confianza en Dios y en Su Bondad para elevarse por encima de su estado de amargura e infelicidad. Tengo muchos deseos de ayudar a todos los individuos interesados en esta causa que es tan importante para mí. ¡En nombre de ustedes, o en el de sus seres queridos, invoquen mi sentimiento de Fe en Dios y Confianza en Su Bondad! ¡Les responderé inmediatamente!

 

 

SERVICIO CONSAGRADO A DIOS Y A LA HUMANIDAD

 

 

Los pocos que superan la conciencia infantil de ser beneficiarios inconscientes de los Regalos de Dios, de la Protección y la Opulencia del Reino de la Naturaleza, se unen al Amado Jesús para declarar: “Hasta ahora, el Padre ha trabajado; ahora, el Padre y Yo trabajaremos”. Un padre se llena de alegría cuando su hijo llega a punto de madurez en el que desea ayudar con alegría a desarrollar los proyectos, las empresas y los esfuerzos de su padre. Cuanto más se llena de gozo el Dios de la Vida cuando los hijos de su corazón levantan su cabeza del disfrute personal de los sentidos y preguntan: “¿Qué puedo hacer, Padre, para ayudarte?”. Estos individuos se convierten en los ungidos con el Don del Espíritu Santo para consagrar su vida a un propósito, una causa o un desarrollo espiritual. Ellos son los que tienen vocaciones, y ciertamente han sido visitados por el Espíritu Santo, no por casualidad, sino porque preguntaron voluntariamente “¿Qué puedo hacer?”, y sus energías consagradas constituyen la respuesta a esa humilde, sincera y hermosa pregunta.

 

 

  

Extraído del Libro “RECINTOS DE CURACIÓN”, del MAESTRO HILARIÓN.

Editorial Metafísica.


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