HUMILDAD DE JESÚS
Jesús, al igual que tantos otros que buscaron al Señor Maitreya, no recibió del Maestro ni una sola palabra, porque Este sabía que ni la Luz no la Consciencia se desenvuelven si no ese es capaz de hacer de la Verdad un hecho tangible. Jesús y los demás estudiantes del Señor Maitreya eran felices con el solo hecho de estar cerca del aura del Maestro, sin esperar ni siquiera un parpadeo de interés por parte de Sus ojos, un asentimiento de Su cabeza o la bendición de su mano.
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Después de algunos días de haber recibido la afirmación "Yo Soy la Resurrección y la Vida", a Jesús se le desveló la plenitud de la misión que había venido a realizar en la Tierra y alcanzó el propósito de sus estudios con el Señor Maitreya.

Cuando Jesús terminó su entrenamiento y se fue del Retiro, nadie lo despidió, sus compañeros de actividades ni siquiera se enteraron de que faltaba uno, Maitreya no abrió los ojos ni hizo gesto alguno. Jesús partió de la misma manera en que había llegado sin que nadie se percatara de su retirada, le deseara buenos augurios, hiciera oraciones, decretos o le diera bendiciones por lo grandioso que iba a hacer. Esta es una gran lección de humildad y de negación de la personalidad que todo ser humano debe desenvolver si desea entrar en el "Reino de Dios".
Fragmentos del libro "JESÚS" de Rubén Cedeño publicado por Editorial Señora Porteña
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