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LA CRUZ EN LA CUARTA INICIACIÓN

El signo de la Cruz –asociado en el mundo occidental con esta Iniciación y con la fe cristiana- es,  en realidad, un símbolo cósmico que antedata mucho a la era cristiana, uno de los signos principales que se encuentran en la conciencia de esos Seres avanzados que, desde el distante sol Sirio, sede de la verdadera Gran Logia Blanca, vigilan los destinos de nuestro sistema solar y prestan una atención particular (y por qué lo hacen no ha sido aún revelado) a nuestro relativamente pequeño, y aparentemente sin importancia, planeta Tierra.

 

La palabra “crucifixión” deriva de dos palabras latinas que significan “fijar sobre una cruz”. La cruz a la cual se hace referencia, en relación con esta Iniciación particular, es la Cruz Cardinal de los cielos. El discípulo se traslada a esta cruz, en la Cuarta Iniciación, desde la Cruz Fija de los cielos. Sobre esta Cruz Fija ha estado crucificado desde el momento en que entró en el Sendero de Aprobación y pasó al Sendero del Discipulado. En ese Sendero –habiendo trascendido el mundo de los fenómenos y establecido un contacto ininterrumpido con la Presencia “Yo Soy”, vía el Antashkárana- el discípulo renuncia a la Cruz Mutable de la existencia en los tres mundos (el mundo de las apariencias) y, después de cierto período, se transfiere a la Cruz Fija, erigida en el mundo de los significados, donde aprende constantemente a vivir. Esto abarca el período de las tres primeras Iniciaciones. Ahora, habiéndose liberado mediante la renunciación, no necesita someterse a las pruebas, experiencias y dificultades que, inevitablemente, implica la crucifixión en la Cruz Fija; entonces puede ocupar su lugar sobre la Cruz Cardinal, con todas las implicaciones y oportunidades cósmicas que le son conferidas.

 

En consecuencia, se evidenciará por qué esta Cuarta Iniciación está regida por el Cuarto Rayo de Armonía a través del Conflicto. Esta energía le permite vivir en el “Eterno Ahora” y renunciar a las ataduras del tiempo. A través de toda la experiencia, lucha contra todo lo material; de acuerdo a la ley de nuestro planeta (y si solo lo supieran, de acuerdo a la ley de nuestro sistema solar), nada se logra excepto por la lucha y el conflicto, lucha y conflicto asociados en nuestro planeta con el dolor y el sufrimiento, pero exento del sufrimiento después de la Cuarta Iniciación.


Les pediría que mediten sobre la Iniciación de la Renunciación, recordando siempre, en su vida diaria, que este proceso de renunciación, que implica la crucifixión del “yo inferior”, es solo posible si se practica el desapego todos los días. La palabra “desapego” es solo el término oriental para nuestra palabra “renunciación”. Es el empleo práctico de la información que he dado aquí. (…)    

 

 

Extraído del Libro “D. K. MASTER”, de Rubén Cedeño.

Editorial Metafísica.


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