LORD LING

Lord Ling es el Dios de la Bienaventuranza y forma parte de la Jerarquía Espiritual de Shamballa. Fue el anterior Director del Rayo Verde de la Verdad y de la Alegría. Su Complemento es la Señora Amanecer (Dawn), y a su Hermandad pertenecen la Señora Felicidad y Fun Wey.
Lord Ling se hace presente en toda manifestación de alegría, sobre todo cuando uno se ríe y es feliz. En otras vidas fue Moisés, encarnación en la que no pudo ascender por falta de Alegría. Fue también Ánanda, el discípulo amado del Señor Gautama. Se puede contactar su radiación en el Monte Nebo, en Jordania.
En Oriente es costumbre tener una figura del Señor Lord Ling en la casa y en el lugar de trabajo, para que nunca falte la alegría y jamás penetre la tristeza o exista pleito en esos sitios. Lord Ling es autor del libro: "Alegría Celestial". Su Llave tonal se encuentra en "Arabesque" Nº 1 de Claude Debussy.
SATCHITÃNANDA
Satchitãnanda es la condición suprema del Ser Cósmico y del Ser Divino en cada ser humano. Este término está compuesto por tres palabras: "Sat", "Chit" y "Ánanda", que traducidas al castellano significan: "Ser", "Conciencia" y "Bienaventuranza".
Sat, Chit y Ánanda son la esencia de todo lo que existe, y están conectados tanto con la Llama Triple Cósmica primordial como con la que palpita en cada individuo.
SAT es el Ser, la Mónada o la Divina Presencia de Dios "Yo Soy", como expresión del Rayo Azul o el Padre. CHIT es la mente, la conciencia de Ser y de Existir; nos damos cuenta de ella por medio de la mente, que es el Rayo Dorado, el Hijo o el Cristo Interno. ÁNANDA es la Bienaventuranza propia de la Mónada, que se traduce en Gozo para el Cristo Interno o Alma, y en Felicidad para la personalidad, todos aspectos del Tercer Rayo Rosa del Amor Divino.
Ánanda, la Bienaventuranza Monádica o Cósmica, fue el Aspecto Divino que realizó el Amado Maestro Lord Ling. El "Gran, Gran, Gran Sol Espiritual Central", en esencia, contiene los tres estados esenciales de la materia, que son los Rayos Azul, Dorado y Rosa, expresión de SATCHITÃNANDA.
En el SATCHITÃNANDA encontraremos la esencia de los que somos como "Hijos de Dios" o "Chispas Divinas"; esto, traducido, es Ser, ese Ser mueve a la Conciencia que, al actuar honestamente y sin autoridad, produce la Bienaventuranza. Pero dicho estado se pierde cuando nos dejamos penetrar por la división, la competencia, la ambición, el rechazo, el mal agradecimiento y la corruptibilidad de los conceptos humanos negativos.
Todo en el Universo está constituido por la Santísima Trinidad. Estudiarla, comprenderla y meditar en ella nos lleva a entender mejor el universo de Dios y a entendernos a nosotros mismos.
Estos tres Aspectos que estudiamos se expresan en nuestro interior por medio de nuestro Santo Cristo Propio.
Todos los seres humanos tenemos "Derecho a la Bienaventuranza, la Dicha y la Felicidad". Todo en la vida es aprendizaje, y si no eres FELIZ, esto se debe aa que no te han enseñado a serlo; por el contrario, parece que te hubieran programado para ser infeliz e ir en contra de ti mismo.
La Bienaventuranza, el Gozo y la Felicidad son el estado natural de los seres humanos, lo que pasa es que, aunque parezca mentira, los humanos trabajan más para construir su infelicidad que Bienaventuranza.
La Felicidad es de la personalidad.
El Gozo es del Cristo Interno.
La Bienaventuranza es de la Mónada.
A propósito de esto, revela el Maestro El Tibetano: "La Felicidad es la meta del deseo de la personalidad y su reacción sensoria más deseada. El gozo es la cualidad de la vida del Alma, y esa cualidad puede ser impuesta sobre la personalidad, reemplazando a la felicidad e impartiendo el don de la verdad. La Bienaventuranza es la naturaleza del Ser Espiritual y, a su vez y a su debido tiempo, se impone sobre el ritmo del Alma".
SATCHITÃNANDA - Rubén Cedeño.
"EL CRISTO DE LA SONRISA" DE SAN JAVIER, EN NAVARRA
En el Castillo de San Javier, en Navarra, en la capilla donde oraba San Francisco Javier, curiosamente, hay un crucifijo del siglo XIII que llaman "El Cristo de la Sonrisa". A pesar del sufrimiento incalculable vivido por Jesús en la cruz, irradiaba tanto perdón que se sonreía. Durante la crucifixión que a veces nos producen las circunstancias de la vida, debemos sonreír y estar felices, porque esto sucede para nuestro bien; tal vez no lo veamos así en ese momento; sino después; pero ese instante lo tenemos que inundar de perdón y felicidad, porque esta es la única forma de resucitar en Cristo. Para poder resucitar después de la crucifixión, tenemos que sonreír como "El Cristo de la Sonrisa" de San Javier, en Navarra.
Fragmentos extraídos del libro RAYO VERDE de Rubén Cedeño publicado por Editorial Metafísica (Señora Porteña)
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