Ante cualquier enfermedad o afección de un órgano, di primero: “Yo le quito poder a esta afección, no la acepto, ni para mí ni para nadie”. Luego repite: “YO SOY SALUD PORQUE DIOS ES SALUD, Y LE DIGO A TODO VIRUS, INFECCIÓN, DEFORMACIÓN O MAL FUNCIONAMIENTO DE UN ÓRGANO: FUERA DE AQUÍ, TÚ NO TIENES PODER SOBRE MÍ NI SOBRE NADIE. POR EL MÁS GRANDE PODER DE DIOS EN MÍ, TE DIGO: DISUÉLVETE, VUÉLVETE LUZ, LUZ SALUTÍFERA, LUZ DE SALUD, LUZ DE DIOS”.
Mantén tu actitud positiva, confía en Dios, que Él te ama, y un Padre solo le da a su hijo el Bien y nada más que el Bien. Dios es salud, y el que con Dios anda, saludablemente va.
Más importantes que las defensas corpóreas son las defensas mentales, así que no las bajes más.
Extraído del Libro “CURACIÓN METAFÍSICA”, de Rubén Cedeño.
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