OLVIDO DE AGRAVIOS
“QUE EL OLVIDO DE AGRAVIOS, POR PARTE DE TODOS LOS HOMBRES, SEA LA TÓNICA DE ESTA ÉPOCA”.
Este es el mantra de la “Gran Invocación” que evoca el trabajo del Chohán del Séptimo Rayo, el Maestro Saint Germain, con la puesta en marcha operativa del Orden Ceremonial, la Transmutación, el Perdón, el Olvido del mal y, en general, de todo lo negativo, accionando el Amor Compasivo y Liberando de la opresión. Es importante aclarar que no hay ninguna opresión ni nada de qué liberarse en aquel que se sujeta al cumplimiento de los “Requisitos de la Vivencia Interna”; no importa lo duro y exigente que esto sea, no son ataduras, como malamente lo han interpretado los perjuros a ello.
Para muchos, un dicho popular es “yo perdono pero no olvido”. Sin embargo, cuando realmente se perdona, hay olvido. Si no hay olvido, no hay perdón. El perdón lleva implícito “EL OLVIDO DE AGRAVIOS”.
El Maestro El Tibetano sostiene, en el Plano Mental, el “Pensamiento Simiente” del reconocimiento mundial del “Día del Olvido”, del Perdón y del Cumplimiento del dato bíblico de “olvidar las cosas que quedan atrás y seguir adelante”, hacia la Era de Acuario, las nuevas relaciones y la nueva civilización. Algo de esto se está viendo en ciertos países que han instaurado, a nivel de los “Medios de Comunicación”, el “Día de la Buena Noticia”, o dentro de los noticieros, cerrar dando una “Buena Noticia”.
Pero hoy, en todos los países, cada quien, en la medida de sus posibilidades, debe llevar a la acción: “QUE EL OLVIDO DE AGRAVIOS, POR PARTE DE TODOS LOS HOMBRES, SEA LA TÓNICA DE ESTA ÉPOCA”. Con esta frase, utilizada como mantra, debe ser educada cada persona y todos los pueblos, ya que es una expresión de que, al olvidar los agravios, surge la interrelación humana de unidad, de deponer actitudes, bajar las armas, disolver el mal en el mundo.
Los hermanos de las sombras no olvidan agravios, todo lo contrario, se agarran de ellos para acusar, extorsionar, destruir, dividir, separa y crear cismas. Todo esto es simiente de guerra. Para que no haya guerra, lo que hay que practicar es el “OLVIDO DE AGRAVIOS”; esta es la clave de la Paz. Una persona que perdona y olvida los agravios, no se divide, no se aparta, no discrimina, no castiga con la ingratitud y la indiferencia.
Extraído del Libro “D.K. MASTER”, de Rubén Cedeño.
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