RAYO VERDE DE LA VIDA
La “Vida Una” engloba la vida de lo orgánico y lo inorgánico, ya que hay vida en todo, desde un átomo y seres unicelulares, hasta el ser humano, los planetas, las estrellas y las galaxias.
Existe vida orgánica e inorgánica, manifiesta e inmanifiesta, y todo conforma el Cuerpo de Dios, contentivo de la Vida del Rayo Verde.
En el Credo Católico se dice, acertadamente: “Creemos en la VIDA perdurable. Amén”. Ante cualquier caso de muerte o enfermedad, uno se puede aferrar a este principio de Vida Divina, y repetir constantemente algo maravilloso: “DIOS ES VIDA”.
Todo lo que existe y Es, tiene Vida, sea orgánicamente comprobada o no. El único plano de existencia donde nuestros sentidos pueden dar fe de que existe esa Vida, es el plano físico, donde se necesita del aire para poder vivir. Por lo tanto, el aire es indispensable para poder Ser, Existir y vivir. El aire es una expresión del Espíritu, del Ser, de Dios, de la Vida, del Quinto Rayo Verde.
Dios permite que exista la inocente paloma y la vil serpiente; del mismo modo, tú debes permitir que estos vivan, sin la crítica y la opinión de tu mente. El ladrón bueno y el malo estuvieron crucificados a los lados del Maestro Jesús, y esto a Él no le importó; es más, le ofreció a uno de ellos estar a su lado en el Reino de los Cielos.
En el Génesis de la Biblia se lee una frase propia del Quinto Rayo: “Dios hizo el mundo, y vio que el mundo era bueno”. Nada es malo; la mente y los sentimientos humanos son los que califican las cosas como malas.
NO EXISTE LA MUERTE
No existe la muerte; en la "Vida Una" solo existe la transformación de una condición de vida en otra.
La muerte no existe, lo que existe es la Vida; al desencarnar, lo que se hace es cambiar de una condición de vida a otra.
En la "Vida Una", que es Dios, no existen problemas, ni siquiera por desencarnar; en la naturaleza sobreviene la muerte de las hojas, de los árboles, de las especies animales, y no hay lamento, solo hay vida y alegría, porque lo que existe es transformación.
El dolor y el lamento por la desencarnación solo son creaciones de la mente y de los sentimientos humanos, producto de la ignorancia.
Dios jamás sufre por la muerte, porque Él es la Vida Eterna. Así que tú tampoco tienes por qué sufrir si comprendes y asimilas este aspecto de la Vida Divina.
A la transformación de una condición de vida en otra se refirió el químico, biólogo y economista francés Antoine Lavoisier, en el siglo XVIII, al plantear la teoría de la "Ley de la Conservación de la materia", diciendo: "La materia no se crea ni se destruye; solo se transforma". Einstein le agregó a esto un postulado muy interesante: "Si se observa una disminución de la masa, es que esta se transformó en energía, y si la masa aumenta, es que la energía se transformó en masa".
La muerte no existe, cuando disminuye la masa del cuerpo físico, con la llamada muerte, lo que sucede es que este se transforma en energía.
Aun no se ha podido crear Vida de la nada, como tampoco se ha logrado exterminarla, sino que la misma se transforma, y a esto se lo ha llamado "reencarnación". Así que la afirmación de que la energía no se crea es totalmente válida.
RESURRECCIÓN
La condición de la "Vida Una", que no considera la muerte; es el enfoque mental en el que se apoyan los Maestros de Sabiduría a quienes se les atribuye producir la resurrección de algunas personas, como por ejemplo, el caso del Maestro Jesús, que resucitó a Lázaro, entre otros. Todo lo que tiene vida, responde; un órgano que puede parecer inerte, es capaz de responder; y si se sabe cómo hacerlo, es posible devolverlo a la vida, todo depende de la capacidad para realizarlo que tenga el que lo intenta. Esa capacidad la tienen muchos médicos y los llamados "sanadores".
Lo que hacen los Maestros que resucitan, es reconocer el aspecto Vida dentro de eso que se ha llamado muerte, y volverlo vital.
Fragmentos extraídos del Libro “RAYO VERDE”, de Rubén Cedeño publicado por Editorial Metafísica (Ed. Señora Porteña).
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