Sexta Iniciación. La Decisión. Libertad de elección. Se otorga la Palabra para el Plano Átmico. Para recibir la Sexta Iniciación, el Adepto debe hacer un curso planetario muy intenso. En la Séptima Iniciación, el triple AUM, en su verdadero carácter, es revelado al iluminado Buddha, que entonces puede manipular energía en los seis mundos o planos.
En la Sexta Iniciación, los Maestros que participan en ella no están ya bajo la jurisdicción de la Jerarquía. No pertenecen a Ella. Su prolongada vinculación con la Jerarquía es trasladada a un centro superior y transferida a Shamballa, a no ser (como en el caso de Cristo) que elijan el Sendero de Servicio en la Tierra y retornen para trabajar con las evoluciones de nuestro planeta; hay muchas de esas evoluciones y varios reinos en la naturaleza, fuera del humano, incluyendo la evolución dévica o angélica.
La Sexta Iniciación de la Decisión es preparatoria para la verdadera Iniciación de la Resurrección, la Séptima. Ha sido ocultamente definida como algo similar a la “sumersión en un estado realizado del Ser”, porque el iniciado es un aspecto consciente de aquello de lo cual es parte integrante.
Esta Iniciación está regida por el Tercer Rayo de Inteligencia Activa, el cual está estrechamente relacionado con el Plano Mental de nuestra vida planetaria, y con la Ley de Fijación y la Ley de Separaciones.
Aquí también está latente el concepto de separación. El Maestro rompe todo vínculo con el pasado y con el planeta, pero jamás con la Vida Una que compenetra todas las esferas y formas de ser, que hace posible todos los estados de conciencia y conduce a una interminable actividad.
En la Sexta Iniciación, el iniciado actúa conscientemente como aspecto amor de la Presencia “Yo Soy” y es llevado (por medio de su “Padre”) a un reconocimiento más vasto; llega a ser consciente de esa Estrella que encierra a su estrella planetaria, así como esta incluyó antes a su propia y diminuta “chispa”. De este modo se pone en contacto consciente con el Logos Solar y llega a conocer, dentro de sí mismo, la Unicidad de toda vida y manifestación.
Extraído del Libro “D. K. MASTER”, de Rubén Cedeño.
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