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TEMPLO DE LUXOR

El foco de la “Llama de la Ascensión” fue trasladado cuando la Atlántida se hundió, y llevado a Egipto por quienes la amaban, que eran sacerdotes y sacerdotisas del Fuego Sagrado. Allí, viajando río arriba por el Nilo, establecieron un nuevo foco en Luxor para esta Llama de la Ascensión… ¡y lo han custodiado desde entonces!


El escogido para sostener el foco de la Llama de la Ascensión en la Tierra fue Serapis Bey, Chohán del Cuarto Rayo. En la Atlántida, él era un sacerdote de la Hermandad Blanca, que voluntaria y conscientemente había enfocado Su atención sobre la posibilidad de la Ascensión para todos aquellos que escogieran regresar a su Estado Divino. En el mundo de las apariencias físicas, Dios necesita los cuerpos de quienes están dispuestos a magnetizar e irradiar Sus Virtudes a través de la raza humana. Así, las diversas órdenes del sacerdocio se mantenían adheridas a las Virtudes a la cuales habían consagrado sus vidas, servicios, invocaciones, aplicaciones y suministración.


Cuando la isla de Poseidonis se hundió en el Océano Atlántico, a cientos de sacerdotes y sacerdotisas no ascendidos de aquel entonces se les dio el privilegio de utilizar el vehículo de sus propios corazones y las energías de sus propias corrientes de vida para sostener las Llamas de las Virtudes que, a lo largo de muchas eras, habían sido atraídas a la atmósfera de la Tierra. Serapis Bey, siendo uno de estos sacerdotes, recibió la oportunidad y obligación de transferir a la tierra de Egipto la corriente de energía ascendente de la Llama de la Ascensión.


Entre los individuos que navegaron con Serapis Bey, se encuentran algunos que todavía no han ascendido, quienes están hoy interesados en nuestra actividad.


Extraído del Libro “EL CIELO”, de Rubén Cedeño.



 

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