Está la actividad cósmica en la que ustedes se involucran, en la que su alma y su conciencia pueden elevarse y funcionar libremente en estos niveles internos respaldados por su fe y comprensión. Luego está el yo externo, el cuerpo agotado, la mente cansada, la conciencia que se esfuerza.
Jesús experimentó esto; María y José, también. Ellos siguieron el curso ordinario de la vida: carpintería, jardinería, caminar hasta el pozo, poner la mesa, encontrarse con amigos y labrarse una pequeña vida personal y familiar. Luego tuvieron una vida mística con los Ángeles, una vida de belleza y contemplación que ni siquiera podían comentar en su pequeño pueblo para no ser arrojados desde un precipicio por hechiceros. Vivían con la cabeza y el corazón en el Cielo, pero con los pies en la Tierra, equilibrando las dos actividades.
Lo mismo sucede con ustedes. Regresen ahora a sus ámbitos individuales, pero no vuelvan a decir: “¿Podría haber sido?”. ¡Es! ¡Es! ¡El mundo de la forma lo comprobará!
Extraído del Libro “ADORACIÓN Y GRATITUD”, de CHAMUEL Y CARIDAD.
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